La única manera de proteger los ojos del sol es la utilización de gafas de sol protectoras que filtren las radiaciones solares. Sin embargo, no todas son eficaces y, lejos de proteger, algunas gafas de sol pueden ser contraproducentes y causar daños irreversibles. Un filtro solar mal elegido puede ser altamente nocivo.
La última generación de filtros presenta notables avances frente a las gafas de sol convencionales.
En general, la protección ultravioleta es necesaria siempre que se esté expuesto a este tipo de radiación, pero resulta especialmente importante en los siguientes casos, ya que se trata de situaciones de riesgo:
- Afáquicos,
- Pacientes con cataratas,
- Individuos que están bajo medicación fotosensibilizante,
- Trabajadores expuestos diariamente a UV,
- Pacientes con pinguécula, pterigium y degeneración macular,
- Actividades de ocio con exposición abundante al UV,
- Niños que pasan mucho tiempo al aire libre,
- Gente que usa solariums y, en general, para mantener la salud ocular y minimizar los problemas corneales, las cataratas corticales y las retinopatías solares inducidas por el UV.